miércoles, 31 de octubre de 2012

Romería en La Creu del Bartolo

 El último domingo de octubre, antigua Festividad de Cristo Rey, se celebra cada año la romería a la Creu del Bartolo, en el municipio de Benicasín, donde se encuentra el Desierto de Las Palmas, con un antiguo monasterio carmelita y varias ermitas diseminadas por el verde y escarpado monte. La Cruz, levantada por un ermitaño llamado Bartolo en 1902, fue destruida por las milicias del Frente Popular en 1936 y reedificada tras la guerra. Un numeroso grupo de jóvenes de las Uniones Seglares de Barcelona y Castellón, así como de las Misioneras Rurales y de otros grupos, se da cita en este lugar, marchando a pie desde Castellón de la Plana. Al llegar al Monasterio Carmelita se hace una parada y se incorporan a la subida otros peregrinos de todas las edades. Durante el camino se reza el Santo Rosario.
 Ya en la cima, en torno a la Cruz se improvisa un altar y los fieles se congregan en su torno para oír la Santa Misa.
 Santa Misa que fue celebrada por el Padre Manuel Martínez Cano, de los Misioneros de Cristo Rey, mientras otros atendían confesiones. Mosén Martínez Cano advirtió a los jóvenes contra la tentación de las relaciones sexuales sin matrimonio, que son pecado mortal y causa de condenación de muchos. No se conoce a ningún santo ni Papa que haya dicho que todo el mundo se salva. Por el contrario, el infierno es una realidad en la que muchos caen precisamente por no creer en su existencia, que Dios nos ha revelado. Es necesario vivir estas verdades y difundirlas, justamente ahora en que ha comenzado el Año de la Fe, promulgado por Su Santidad Benedicto XVI.
 Es muy notable la asistencia de jóvenes y niños a estas romerías cristianas.
 La Consagración resulta impactante, con el astro rey brillando en todo su esplendor y con un silencio absoluto.
 Resulta muy edificante observar a la gente hincando las rodillas en el áspero suelo.
 Mientras las cabezas se doblan ante la majestuosa exposición del Sagrado Cáliz que contiene la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, derramada por nuestros pecados.
 También la Sagrada Comunión fue recibida de rodillas y en la boca por muchos.
 Y la acción de gracias, también de rodillas.
 Luego, un animado ágape donde todos traen de lo suyo y comparten con los demás. Después, canciones, poesías, dichos y actuaciones en la sobremesa.
Otro convento de monjas ha prestado sus rústicos terrenos para poder celebrar estos momentos postreros de la peregrinación, tras los cuales se van despidiendo los romeros hasta otra ocasión en la que el Señor nos reuna.

martes, 30 de octubre de 2012

Villarreal de los Infantes y sus espléndidos templos

 Villarreal de los Infantes cuenta con el precioso santuario dedicado a San Pascual Bailón, que es Templo Eucarístico Nacional. Tanto el primitivo templo como el cuerpo incorrupto del santo fueron destruidos durante la Guerra Civil por las milicias del Frente Popular.

 A las 6 de la tarde del sábado pudimos rezar el Santo Rosario, ante el Santísimo, expuesto. Luego la Santa Misa y al final la Bendición con el Santísimo. Unas 100 personas y la comunidad de Clarisas.
 Maqueta de la Basílica. Las dos torres de la basílica albergan 84 campanas cuyo bronce suma un peso total de 19,6 toneladas, 12 de las cuales son de volteo en la torre Este y el resto forman el carrillón de 72 campanas situado en la torre Oeste. Una de ellas es la campana de volteo más grande del mundo.
  En el centro de la Capilla destaca el sarcófago, de granito oscuro, sobre el que descansa la imagen yacente de San Pascual Baylón, de plata, inspirada en su cuerpo incorrupto, obra de Llorens Poy. Detrás se halla la celda donde murió, integrada en un retablo de 14 metros de cincuenta figuras que lo componen, esculpidas en alto relieve, representan escenas y personajes relacionados con San Pascual y la Eucaristía. Los escudos de Carlos II y Juan Carlos I, en la predela, simbolizan el Patronato Real.
 Una estatua recuerda al Santo en la plaza de su mismo nombre, ante la Basílica. Es Patrono del pueblo y de la diócesis.
 El atardecer da un melancólico aspecto a la gran basílica, vista desde un lateral.
 Capilla dedicada a la Mare de Deu.
 Y la monumental Iglesia Arciprestal de San Jaime.
Unas 300 personas en la Misa de las 7,30 de la tarde del sábado.
  Monumental iglesia, la mayor de su categoría en España, dedicada al apóstol San Jaime, antiguo patrón del pueblo, fue construida entre 1752 y 1779. Su planta, de tradición barroca, está revestida de ornamentación neoclásica. Consta de tres amplias naves de igual altura, lo mismo que el crucero y el ábside. Las capillas laterales, situadas entre los contrafuertes, se cubren con bóveda de arista y las naves con bóveda de cañón. En el cruce de los ejes principales se alza una cúpula sobre tambor. El campanario octogonal de su fachada principal fue erigido en 1682, todavía en la plazuela de la antigua iglesia medieval. La ornamentación de las pechinas de la cúpula con temas del martirio de Santiago es obra del pintor José Vergara de finales del siglo XVIII, quien hizo también los frescos de la capilla de la Comunión. En noviembre de 2007 la iglesia se cerró al culto, debido a una intensa restauración, tras la cual en 2008 acogió la muestra de arte religioso "La luz de las imágenes".

lunes, 29 de octubre de 2012

El Papa regala un cuadro de Cristo Rey al Santuario de Guanajuato



Silao de la Victoria, Guanajato.- El cuadro del Sagrado Corazón que regaló a los católicos el Papa Benedicto XVI durante su visita a tierras silaoenses se encuentra expuesto en el santuario de Cristo Rey, donde es visto por todos los católicos que visitan el sagrado recinto del Cerro del Cubilete.

En un marco de oro se ve la esplendorosa imagen del Sagrado Corazón de Jesús, mismo que se encuentra del lado derecho de la custodia en la capilla bajo el Cristo Rey, monumento de más de 20 metros de alto que fue bendecido por el Papa Benedicto en el sobrevuelo que realizo el 25 de marzo durante su visita a México, especialmente a Silao.

El regalo que ofreció el Sumo Pontífice luego de la sagrada eucaristía se encuentra colocado a un costado del altar principal, en el segundo pilar y bajo el cuadro del mismo se ve una placa de agradecimiento por la visita y el regalo entregado a los fieles católicos de este país.

El altar semicircular está realizado en mármol, en la parte alta está una corona real, en todo alrededor de la capilla está una corona de espinas.

Este bello regalo el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús fue entregado al Arzobispo de León, José Guadalupe Martin Rábago para que fuera expuesto en la capilla del Cristo Rey, como muestra de agradecimiento a la calurosa bienvenida que le dieron.

Jesús expone su Sacratísimo Corazón y está coronado, sosteniendo en su mano derecha el cetro y en la izquierda la bola del mundo.

jueves, 25 de octubre de 2012

Cristo Rey multiplicado

Se trata del cementerio de Algeciras. En una capilla se encuentran, casi amontonadas, varias imágenes bellísimas de Cristo Rey con su Sagrado Corazón.
Parecen imágenes de hogar. Seguramente sus devotos propietarios fallecieron y sus familias quizá no quisieron seguirlas teniendo en sus casas, por lo que se fueron acumulando en este lugar. O quizá pensaron que su devoto familiar estaría así más cerca de aquella imagen que tanto quiso. No sabemos bien el porqué, pero allí se hallan.

domingo, 21 de octubre de 2012

La Colonia Güell, ejemplo de cristianismo social


La Colonia Güell es un ejemplo de cristianismo social. Inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia, tras la Encíclica "Rerum Novarum" de León XIII, algunos empresarios católicos como el Marqués de Comillas o Eusebio Güell, trataron de conciliar las mejores técnicas productivas con la dignidad de los obreros que trabajaban para ellos. Eran los tiempos finales del siglo XIX y comienzos del XX.
La Colonia Güel es un ejemplo de ello, con fábricas y viviendas cercanas, así como la Iglesia. El gran Gaudí diseñó el conjunto, aunque fueron sus ayudantes quienes construyeron los edificios civiles más significativos, reservándose el gran arquitecto la construcción de la Iglesia, que fue un ensayo general para lo que luego sería la Sagrada Familia en Barcelona. Quedó inacabada a la muerte del mecenas.

 En esta bellísima y original iglesia hecha por el genio Gaudí, anticipo de la Sagrada Familia, pudimos oír Misa en catalán, que cantado resulta especialmente dulce, evocador y sentimental. Hasta los bancos fueron diseñados por Gaudí, aunque no dejan de resultar un tanto incómodos.



 Cuando se trabaja y vive en estos lugares encantados y encantadores, el espíritu se eleva y la comunicación entre cielo y tierra se hace más fácil y evidente. El entorno de la naturaleza añade vida y esperanza, luz y color. El hábitat enamora y el ser humano se trasciende a sí mismo.

sábado, 6 de octubre de 2012

Obispos ante la crisis: Fe, Caridad y Unidad de España

Ante la crisis, solidaridad




Declaración de la CCXXV Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española
1.
Desde que la crisis económica comenzó a sentirse, hace ya más de seis años, los obispos, junto con toda la comunidad eclesial, han acompañado con honda preocupación y múltiples iniciativas a los que más sufren sus consecuencias: las familias - en especial, las numerosas - los jóvenes, los pequeños y medianos empresarios, los agricultores y ganaderos, las gentes del mar, los trabajadores y los inmigrantes, entre otros. No son pocas las cartas pastorales de los obispos, los programas especiales de Cáritas y de otras instituciones de la Iglesia, así como diversos gestos concretos que en todas las diócesis han intentado salir al paso de la difícil situación que tantos sufren. Reunidos en regiones o provincias eclesiásticas, los obispos han dado resonancia a su preocupación y a su llamada a la solidaridad cristiana.
2.
Tampoco la Conferencia Episcopal ha dejado de expresar de modo colegiado el sentir de la Iglesia en España sobre la situación, ni de prestar su voz a la exhortación y la clarificación. En 2008 la Asamblea Plenaria decidió entregar a cada Cáritas diocesana una ayuda económica especial, un gesto que quiere servir también de estímulo a la caridad de todos y que se viene repitiendo anualmente en cantidad creciente. En 2009 la Asamblea Plenaria de otoño hizo pública una Declaración ante la crisis moral y económica que apuntaba a las causas y a las víctimas de la crisis, y animaba a ir hasta el fondo de sus raíces espirituales y morales, exhortando al mismo tiempo a la solidaridad de todos y al compromiso de la Iglesia. El Plan Pastoral aprobado este mismo año nos emplaza a continuar la reflexión y a agradecer y estimular la caridad efectiva, la que pasa de las palabras a los hechos.
3.
Tememos que la crisis o, al menos, sus efectos no hayan tocado fondo todavía. Incluso países más fuertes económicamente que el nuestro han de tomar medidas preventivas y correctoras. En nuestro país, los gobiernos - tanto los de España como los de las autonomías -  se han visto obligados a adoptar decisiones que exigen sacrificios a la mayoría de los ciudadanos, cuando muchos se encuentran ya en situaciones difíciles por falta de trabajo, por dificultades financieras y por la prolongación en el tiempo de esas condiciones. Todo ello crea muchas situaciones personales y familiares concretas de gran sufrimiento, que la inmensa mayoría sobrelleva con serenidad y espíritu de sacrificio. Los trabajadores se han mostrado dispuestos en no pocos casos a asumir restricciones laborales y salariales en aras de la supervivencia de sus empresas y del bien de todos. Hay que reconocer y agradecer el civismo y la solidaridad, ahora especialmente necesarios. Por su parte, las autoridades han de velar por que los costes de la crisis no recaigan sobre los más débiles, con especial atención a los inmigrantes, arbitrando más bien las medidas necesarias para que reciban las ayudas sociales oportunas.
4.
Tampoco se le oculta a nadie que la tensión social crece y que determinadas propuestas políticas han venido a añadir elementos de preocupación en momentos ya de por sí difíciles. Ante esta situación, creemos que es nuestro deber dirigir en especial a los católicos, pero también a todos los que deseen escucharnos, unas palabras que quieren aportar luz y aliento en el esfuerzo que resulta hoy especialmente necesario para la consecución del bien común.
5.
Ante todo, invitamos a la fe: a los creyentes, para que la renueven y se llenen de la alegría que ella produce; pero también, a los vacilantes, a los que piensan haber perdido la fe y a los que no la tienen. Invitamos a todos a acoger el don de la fe, porque en el origen de la crisis hay una crisis de fe. El Papa ha convocado a la Iglesia a un Año de la fe, que comenzará el próximo día 11. Desea que el camino de la fe, que nos lleva a Dios, se abra de nuevo para todos. “Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre” ¿Dónde, sino en el Amor verdaderamente infinito podrá encontrar su fuente y su alimento el “anhelo constitutivo de ser más” que mueve la vida humana? (Caritas in veritate, 29).
6.
Cuando se cierra al horizonte de la fe, al verdadero conocimiento y amor de Dios, el corazón del hombre se empequeñece. Entonces, las personas acaban por convertirse a sí mismas en centros del mundo, sin otro referente que los propios intereses, y se esfuman las bases para una comprensión de la existencia libre del egoísmo. La censura de la dimensión transcendente del ser humano, tan a menudo impuesta por la cultura dominante, conduce a verdaderos dramas personales, especialmente entre los jóvenes. La fe, por el contrario, libera el juicio de la razón y de la conciencia para distinguir rectamente el bien del mal y para arrostrar el sacrificio que comporta el compromiso con el bien y la justicia y, por eso mismo, otorga a la vida el aliento y la fortaleza necesarios para superar los momentos difíciles y para contribuir desinteresadamente al bien común.
7.
Al invitar a la fe, invitamos a descubrir la verdad sobre el hombre y al coraje para acogerla y afrontarla; invitamos, en definitiva a la conversión, es decir, a apartarse de los ídolos de la ambición egoísta y de la codicia que corrompen la vida de las personas y de los pueblos, y a acercarse a la libertad espiritual que permite querer el bien y la justicia, aun a costa de su aparente inutilidad material inmediata. No será posible salir bien y duraderamente de la crisis sin hombres rectos, si no nos convertimos de corazón a Dios.
8.
Invitamos también a la caridad. “La fe sin la caridad no da fruto y la caridad sin la fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda” (Porta fidei, 14). En efecto, la caridad no se reduce a un mero sentimiento voluble; es más bien una voluntad que, iluminada por la fe, se adhiere al amor a Dios y al prójimo de modo constante, razonable y desprendido hasta la entrega de la propia vida, si fuera necesario. La caridad se expresa de muchos modos respecto del prójimo, porque abarca todas las dimensiones de la vida: la personal, la familiar, la social, la económica y la política.
9.
En el orden de las relaciones sociales, la Iglesia, viviendo toda ella en la caridad, da también cauce a la caridad de los fieles de muchos modos que permiten el intercambio de dones. Cáritas es la forma institucional oficial de la Iglesia, por medio de la cual las iglesias diocesanas y las parroquias socorren a quienes lo necesitan. Existen también otras muchas beneméritas instituciones de ayuda promovidas por institutos de vida consagrada, asociaciones de fieles, hermandades y cofradías, etc. Hemos de agradecer en nombre del Señor a todos los voluntarios y donantes que colaboran con sus bienes y con su tiempo en estas obras: “Lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis - dice el Señor” (Mt 25, 40). Gracias a todos.
10.
También hay una caridad que afecta directamente a las relaciones políticas. La situación de crisis genera en muchas personas sentimientos de malestar y de desencanto, de irritación y de rechazo ante unas instituciones sociales y políticas que, aun disponiendo de tantos medios económicos y técnicos, no han sido capaces de ordenar la vida en común de un modo verdaderamente justo y humano. Los jóvenes sufren de un modo muy intenso los efectos de la crisis y se ven afectados por la falta de trabajo en porcentajes difíciles de soportar. Es éste uno de los aspectos más dolorosos y preocupantes de la actual situación. Por eso, es también comprensible que entre ellos se extiendan, acaso especialmente, los sentimientos de desafección y de rechazo a los que nos referimos.
11.
Sin embargo, el malestar social y político debería ser para todos un reclamo a la búsqueda sincera del bien común y al trabajo por construirlo entre todos. Este malestar no debería ser alimentado como excusa para la promoción de ningún interés político o económico particular, a costa del interés general, tratando de aprovechar en beneficio propio el descontento o el sufrimiento de muchos. Nadie se debería sentir ajeno al peligro de caer en este grave abuso: ni las personas, ni los grupos sociales, económicos o políticos.
12.
Entre las formas de “caridad social para el fortalecimiento de la moral de la vida pública”, nuestra Asamblea Plenaria se refería en 2006, en la Instrucción pastoral Orientaciones morales ante la situación actual de España, a la que toca las relaciones entre los pueblos de España. Reconociendo, en principio, la legitimidad de las posturas nacionalistas verdaderamente cuidadosas del bien común, se hacía allí una llamada a la responsabilidad respecto del bien común de toda España que hoy es necesario recordar. Ninguno de los pueblos o regiones que forman parte del Estado español podría entenderse, tal y como es hoy, si no hubiera formado parte de la larga historia de unidad cultural y política de esa antigua nación que es España. Propuestas políticas encaminadas a la desintegración unilateral de esta unidad nos causan una gran inquietud. Por el contrario, exhortamos encarecidamente al diálogo entre todos los interlocutores políticos y sociales. Se debe preservar el bien de la unidad, al mismo tiempo que el de la rica diversidad de los pueblos de España. Adjuntamos a esta declaración los párrafos de la mencionada Instrucción pastoral en los que se explican estas exigencias morales, que hoy, en la delicada situación de crisis que nos afecta a todos, se presentan con particular urgencia.
13.
Terminamos invitando a la esperanza. Es comprensible que, ante la acumulación de sacrificios y problemas, algunos se sientan tentados de abandonar el espíritu de superación y de sucumbir al pesimismo. Pensamos que, gracias a Dios, son muchos los que resisten a la tentación de culpar sólo a los otros o de la protesta fácil. La conversión nos ayuda a mirar hacia lo que podemos y debemos cambiar en nuestra propia vida. La crisis puede ser también una ocasión para la tarea apasionante de mejorar nuestras costumbres y de ir adoptando un estilo de vida más responsable del bien de la familia, de los vecinos y de la comunidad política. La virtud teologal de la esperanza alimenta las esperanzas humanas de mejorar, de no ceder al desaliento. Quien espera la vida eterna, porque ya goza de ella por adelantado en la fe y los sacramentos, nunca se cansa de volver a empezar en los caminos de la propia historia.
14.
La comunidad cristiana quiere y debe ser un signo de esperanza. Todos hemos de dar en nuestra vida signos de esperanza para los demás, por pequeños que sean. Hoy deseamos pedir a quien corresponda que se dé un signo de esperanza a las familias que no pueden hacer frente al pago de sus viviendas y son desahuciadas. Es urgente encontrar soluciones que permitan a esas familias - igual que se ha hecho con otras instituciones sociales - hacer frente a sus deudas sin tener que verse en la calle. No es justo que, en una situación como la presente, resulte tan gravemente comprometido el ejercicio del derecho básico de una familia a disponer de una vivienda. Sería un signo de esperanza para las personas afectadas. Y sería también un signo de que las políticas de protección a la familia empiezan por fin a enderezarse. Sin la familia, sin la protección del matrimonio y de la natalidad, no habrá salida duradera de la crisis. Así lo pone de manifiesto el ejemplo admirable de solidaridad de tantas familias en las que abuelos, hijos y nietos se ayudan a salir adelante como solo es posible hacerlo en el seno de una familia estable y sana.
15.
Animamos a todos a acoger nuestra invitación a la fe, a la caridad y a la esperanza. Oramos por los gobernantes, para que acierten en sus difíciles decisiones. Oramos, en especial, por los que más sufren los efectos de la crisis y les aseguramos nuestra solidaridad. Pedimos a los católicos y a las comunidades eclesiales que oren por ellos y por España. Ponemos en manos de la Santísima Virgen el presente y el futuro de España; que ella nos guíe por caminos de unidad y de solidaridad, de libertad, de justicia y de paz.

Madrid, 3 de octubre de 2012

Anexo

Sobre los nacionalismos y sus exigencias morales

De: LXXXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española,
Instrucción Pastoral Orientaciones morales ante la situación actual de España
(23 de noviembre de 2006), números 70 - 76
70.
Creemos necesario decir una palabra sosegada y serena que, en primer lugar, ayude a los católicos a orientarse en la valoración moral de los nacionalismos en la situación concreta de España. Pensamos que estas orientaciones podrán ayudar también a otras personas a formarse una opinión razonable en una cuestión que afecta profundamente a la organización de la sociedad y a la convivencia entre los españoles. No todos los nacionalismos son iguales. Unos son independentistas y otros no lo son. Unos incorporan doctrinas más o menos liberales y otros se inspiran en filosofías más o menos marxistas.
71.
Para emitir un juicio moral justo sobre este fenómeno es necesario partir de la consideración ponderada la realidad histórica de la nación española en su conjunto. Los diversos pueblos que hoy constituyen el Estado español iniciaron ya un proceso cultural común, y comenzaron  a encontrarse en una cierta comunidad de intereses e incluso de administración como consecuencia de la romanización de nuestro territorio. Favorecido por aquella situación, el anuncio de la fe cristiana alcanzó muy pronto a toda la Península, llegando a constituirse, sin demasiada dilación, en otro elemento fundamental de acercamiento y cohesión. Esta unidad cultural básica de los pueblos de España, a pesar de las vicisitudes sufridas a lo largo de la historia, ha buscado también, de distintas maneras, su configuración política. Ninguna de las regiones actualmente existentes, más o menos diferentes, hubiera sido posible tal como es ahora, sin esta antigua unidad espiritual y cultural de todos los pueblos de España.
72.
La unidad histórica y cultural de España puede ser manifestada y administrada de muy diferentes maneras. La Iglesia no tiene nada que decir acerca de las diversas fórmulas políticas posibles. Son los dirigentes políticos y, en último término, los ciudadanos, mediante el ejercicio del voto, previa información completa, transparente y veraz, quienes tienen que elegir la forma concreta del ordenamiento jurídico político más conveniente. Ninguna fórmula política tiene carácter absoluto; ningún cambio podrá tampoco resolver automáticamente los problemas que puedan existir. En esta cuestión, la voz de la Iglesia se limita a recomendar a todos que piensen y actúen con la máxima responsabilidad y rectitud, respetando la verdad de los hechos y de la historia, considerando los bienes de la unidad y de la convivencia de siglos y guiándose por criterios de solidaridad y de respeto hacia el bien de los demás. En todo caso, habrá de ser respetada siempre la voluntad de todos los ciudadanos afectados, de manera que las minorías no tengan que sufrir imposiciones o recortes de sus derechos, ni las diferencias puedan degenerar nunca en el desconocimiento de los derechos de nadie ni en el menosprecio de los muchos bienes comunes que a todos nos enriquecen.
73.
La Iglesia reconoce, en principio, la legitimidad de las posiciones nacionalistas que, sin recurrir a la violencia, por métodos democráticos, pretendan modificar la unidad política de España. Pero enseña también que, en este caso, como en cualquier otro, las propuestas nacionalistas deben ser justificadas con referencia al bien común de toda la población directa o indirectamente afectada. Todos tenemos que hacernos las siguientes preguntas. Si la coexistencia cultural y política, largamente prolongada, ha producido un entramado de múltiples relaciones familiares, profesionales, intelectuales, económicas, religiosas y políticas de todo género, ¿qué razones actuales hay que justifiquen la ruptura de estos vínculos? Es un bien importante poder ser simultáneamente ciudadano, en igualdad de derechos, en cualquier territorio o en cualquier ciudad del actual Estado español. ¿Sería justo reducir o suprimir estos bienes y derechos sin que pudiéramos opinar y expresarnos todos los afectados?[37]
74.
Si la situación actual requiriese algunas modificaciones del ordenamiento político, los Obispos nos sentimos obligados a exhortar a los católicos a proceder responsablemente, de acuerdo con los criterios mencionados en los párrafos anteriores, sin dejarse llevar por impulsos egoístas ni por reivindicaciones ideológicas. Al mismo tiempo, nos sentimos autorizados a rogar a todos nuestros conciudadanos que tengan en cuenta todos los aspectos de la cuestión, procurando un reforzamiento de las motivaciones éticas, inspiradas en la solidaridad más que en los propios intereses. Nos sirven de ayuda las palabras del Papa Juan Pablo II a los Obispos italianos: “Es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada”[38] por parte de todos. Hay que evitar los riesgos evidentes de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública en favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas.
75.
La misión de la Iglesia en relación con estas cuestiones de orden político, que afectan tan profundamente al bienestar y a la prosperidad de todos los pueblos de España, consiste nada más y nada menos que en “exhortar a la renovación moral y a una profunda solidaridad de todos los ciudadanos, de manera que se aseguren las condiciones para la reconciliación y la superación de las injusticias, las divisiones y los enfrentamientos”[39].
76.
Con verdadero encarecimiento nos dirigimos a todos los miembros de la Iglesia, invitándoles a elevar oraciones a Dios en favor de la convivencia pacífica y la mayor solidaridad entre los pueblos de España, por caminos de un diálogo honesto y generoso, salvaguardando los bienes comunes y reconociendo los derechos propios de los diferentes pueblos integrados en la unidad histórica y cultural que llamamos España. Animamos a los católicos españoles a ejercer sus derechos políticos participando activamente en estas cuestiones, teniendo en cuenta los criterios y sugerencias de la moral social católica, garantía de libertad, justicia y solidaridad para todos.
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[37] “Poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las graves consecuencias que esta negación podría acarrear no sería prudente ni moralmente aceptable. Pretender unilateralmente alterar este ordenamiento jurídico en función de una determinada voluntad de poder local o de cualquier otro tipo, es inadmisible. Es necesario respetar y tutelar el bien común de una sociedad pluricentenaria”: LXXIX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Instrucción pastoral Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias, BOCEE 16 (31. XII. 2002) 91-101, número 35.
[38] Juan Pablo II, Mensaje a los Obispos italianos sobre las responsabilidades de los católicos ante los desafíos del momento histórico actual, 6 de enero de 1994.
[39] Juan Pablo II, Mensaje a los Obispos italianos sobre las responsabilidades de los católicos ante los desafíos del momento histórico actual, 6 de enero de 1994.

martes, 2 de octubre de 2012

Comienza la Misión Madrid


Varios miles de fieles asistieron el último día de septiembre al comienzo de la MISIÓN MADRID, que es la forma propia en la que la Diócesis aborda la Nueva Evangelización en el Año de la Fe.
Al final de la misma fueron repartidos cientos de estampas de Cristo Rey entre el público. Estampas de "Adveniat Hispania".
Reproducimos la crónica de la Agencia "Gaudium Press":

Gaudium Press) Ayer, en la explanada de la Catedral de Santa María de la Almudena, el Cardenal D. Antonio María Rouco Varela celebró la Misa de inicio y lanzamiento de la Misión Madrid. Concelebraron con él los Obispos auxiliares Mons. Fidel Herráez, Mons. César Franco y Mons. Juan Antonio Martínez Camino y el Nuncio español en Kazajstán, Mons. Miguel Maury Buendía, así como los Vicarios episcopales y un gran número de sacerdotes del presbiterio de Madrid.
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Según el Card. Rouco la Misión Madrid es una acción de la Arquidiócesis para responder al llamado de Jesús
En la celebración participaron, además de centenas de fieles, los peregrinos que retornaban del Santuario de Fátima en Portugal a donde habían viajado junto con sus Pastores, para pedir el auxilio de la Virgen y la búsqueda de la conversión personal de cada uno para la Misión Madrid.
En su Homilía el Cardenal señaló que con esa celebración se iniciaba la Misión Madrid que es "una acción extraordinaria desde el punto de vista pastoral y apostólico que la Archidiócesis de Madrid quiere poner en marcha para responder a la llamada del Señor, que hemos escuchado clara y explícitamente formulada a través de la voz del Papa que invita a la Iglesia a vivir un Año de la Fe, y vivirlo como una oferta de Evangelización, de nueva Evangelización".
Recordó Don Antonio María Rouco Varela la reciente peregrinación al Santuario de Fátima en Portugal: "Con toda la riqueza espiritual que se desprende de aquél lugar ya histórico para la Iglesia" que ha sido como un "preludio espiritual, preludio pastoral, preludio fraterno de la Celebración de hoy con que se inicia la Misión Madrid". "Fuimos a Fátima con el deseo de hacer una peregrinación y con deseo de conversión".
Un cristiano debe ser testigo de la esperanza de Cristo
"La Iglesia es misionera por esencia, por naturaleza, por finalidad y un cristiano es también misionero por esencia, por naturaleza y por finalidad. Y deben ser siempre testigos de la verdad de Cristo, testigos de la esperanza de Cristo, testigos del amor de Cristo". Para el Purpurado "el tiempo urge, los tiempos urgen" y "urge a todo el mundo, a toda la Humanidad y a todos y a cada uno nosotros".
Señaló el Cardenal que en este tiempo se da "la pérdida de la Fe en los países de gran tradición cristiana, también en España, también en Madrid". Hay que "proponer a Cristo con la palabra, con las ideas, con el pensamiento, con la cultura, con el arte y con el Logos de Dios sobre todo", "tenemos que comunicar la verdad sin miedo" dijo el Cardenal Rouco Varela "porque urge evangelizar con la palabra y con los hechos".
Recordando la frase del pensador Romano Guardini el Cardenal Arzobispo de Madrid expresó que "sería muy bueno que también la Iglesia empezase a despertar con fuerza de santidad y de fuerza apostólica en las almas y en el corazón de los que formamos parte de la Archidiócesis de Madrid, de los Pastores y de los Fieles. Y así con esta palabra: en santidad. En santidad y por tanto después en justicia, y por tanto después en entrega apostólica".
"Invocando a María y poniéndonos bajo su protección y recordando también los Beatos pastorcitos Francisco y Jacinta le pedimos al Señor que nos dé fuerza, que su Espíritu nos colme de sus dones y de su gracia y que nos haga testigos suyos, porque traerá mucha gracia, mucha vida, mucha consolación, mucho consuelo, mucha esperanza para Madrid y para todos sus hijos e hijas" concluyó el Cardenal.
El Obispo auxiliar Mons. César Franco dio lectura a la carta del Cardenal Secretario de Estado Cardenal Tarcisio Bertone en la cual trasnsmitía los sentimientos del Papa Benedicto XVI sobre la Misión Madrid y concedía la implorada Bendición Apostólica.
Al final de la Eucaristía fueron "enviados" a la Misión varios representantes de familias, movimientos, asociaciones, religiosas y presbíteros quienes portaban una antorcha como símbolo del inicio de la Misión Madrid a la que todos fuimos convocados. Madrid está pues en estado de misión.